
Sinopsis
En los extraños avatares del siglo XIX, el escritor Julio Calcaño no escapo de lo que podría considerarse más ajeno a la personalidad de quienes le rendirían culto a las letras, eso de vestir uniforme militar. Un joven general guzmancista que prefirió escribir sobre la Italia del siglo XVI, en vez de enlodarse con la Venezuela de la guerra federal en que participo. Como un ejercicio de fuga, Calcaño escribe su primera novela, Blanca de torrestella, en cuyas páginas también se derrama sangre pero por razones de amor y de celos. Además de doña blanca y de su prometido florentino, en la escena comparece un jesuita (español) apasionado. El escritor quiso mostrar “La capacidad de la religión para deteriorar las costumbres”
Luego calcaño publicara otra novela, el rey de Tebas y poesías, hojas de ciprés. Pero, como señala francisco Javier Perez en esta biografía erudita, será en el cuento donde el escritor reivindicara su talento creativo. Aquí se lee: “lecturas modernas han vencido a dar al calcaño narrador un nuevo aire al proponerlo representante destacado del cuento fantástico en nuestra literatura decimonónica”. Sus cuentos el pájaro viajero y las lavanderas nocturnas marcan una vuelta a la tierra. “por primera vez un escritor de literatura de ficción pauta su domicilio en un enclave indígena: La guajira”, observa el biógrafo que también es crítico.
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